Espacio de sublimación para mujeres manijas del mundo de hoy

lunes, 8 de noviembre de 2010

una bien pensante

La potencialidad mesurable de la manija es el tema que quiero comentar respecto a esta entrada (click aquí para linkear) . Al principio este texto iba a aparecer como comentario, pero me pareció extenso y quise compartirlo con todas. Lo que me llamó la atención es la posibilidad de que él se entere de cuán manija somos. Es decir, el cierre de la entrada original lo dice todo: "es claro que ya sabe que soy una manija pero dios santo, menos mal que no puede saber cuánto!". Esta idea no había acudido nunca a mi mente, y ahora, frente a ella se me ocurre la siguiente reflexión para socializar:




Podemos plantear dos posibilidades:


1. Manija es un sustantivo discreto, es decir, contable. Se pueden contar la cantidad de manijas (una, dos, tres) pero no se puede gradar la cantidad de manija. Es decir, manija funciona en este caso como embarazada. Se pueden contar las embarazadas, pero no se puede estar un poco embarazada: se está o no se está.
2. Manija es un sustantivo continuo, es decir, no contable. Es medible. Se puede ser un poco manija, muy manija, bastante manija, excesivamente manija, etc.


Ante estas dos posibles acepciones del término manija me inclino por proponer un doble estándar. Esto es así: A la pareja siempre hay que hacerle creer que manija es un sustantivo contable. No importa si la pareja es ocasional o estable, se le debe aclarar que una es manija. Esta acepción nos permite quedarnos tranquilas y pensar que el muchacho en cuestión nos acepta como somos.
Sin embargo, en nuestra vida cotidiana sabemos que todo aquello que ellos creen es una vil mentira. No podemos salirnos de nuestra cabecita enferma y conocemos las distitas profundidades del pozo de caca en el que vivimos. Sabemos, por lo tanto, que manija es un sustantivo continuo. Que dependiendo del día estamos más manija (y nunca menos). Que las horas que pasan van corriendo el límite y que nos vamos acercando inevitablemente a la manija total, rosca manivelística de la que no podremos escapar en la puta vida. 


Perdón. Me fui al carajo. Es que soy manija (tipo 2). Muy manija.

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