Espacio de sublimación para mujeres manijas del mundo de hoy

jueves, 17 de febrero de 2011

Imprecisa


Lo que me aterra es la rutina. Está todo bien gordo, yo te amo. Amo que me ames también, amo que todo sea fácil, que nos amemos juntos.

Pero hay un monstruo en mi estómago que es un hijo de puta. El monstruo quiere matar, ser del infierno sólo sacia su sed cuando está todo cubierto en sangre.

¿Qué lo despierta? ¿Qué convierte a esta tierna doncella que soy – si, lo soy-, en el tsunami dispuesto a destruir ciudades enteras?

No hagamos de esto una cuestión de género, pero mis amigos me dijeron “todas las mujeres están locas”. Me pregunto, ¿será verdad? ¿Será tan fácil como atribuirle motivos hormonales a toda la catarata de caca que sale de mi boca cada vez que hablamos?

Algo ideológico me hace pensar que esto es un argumento machista, por otro lado, esta explicación me tranquiliza.

“ Perdoname mi amor, no soy yo, está en mi ADN”

Para tranquilizar mi sed de autocomplacencia me planteo: tal vez lo que tengo es un cromosoma defectuoso, un error en mi cadena de nucleótidos, algo que no llegué a aprender en las clases de biología del secundario. Tal vez algunas mujeres si estamos locas. Nacimos así, tenemos el gen del mal.

¿Estoy cayendo en un determinismo terrible? Porque en seguida me doy vuelta y te digo: “¡La culpa la tenés vos, yo estoy bárbara, soy jóven, soy divertida y vos me sacás el monstruo malo de adentro!”

Creo que estoy en un período hormonal de incertidumbre.

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